La mayoría de las personas viven más tiempo para sobrevivir, en una lucha continua: por un lado tratando de satisfacer sus necesidades diarias, naturalmente, y por otro lado movilizando un organismo cada vez más agredido y desequilibrado por el ritmo acelerado de vida, el estrés y la contaminación. Al estar en este verdadero carrusel, el hombre moderno rara vez encuentra tiempo y momentos de silencio para dilucidar el misterio de su propia existencia. La civilización occidental es un modelo que muchos quieren seguir