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En la puerta de un monasterio a los pies del Himalaya golpea a un peregrino:
“Quiero hablar con el hombre más grande de este asentamiento” roba sus primeras palabras, en lugar de hola.
Los monjes lo midieron de la cabeza a los pies sin decir una palabra y se lo llevaron a su maestro, que estaba inmerso en la lectura de algunos de los escritos. Sin levantar los ojos, le preguntó:
“¿En qué puedo ayudarte?”
“Quiero ser tu discípulo, maestro, para convertirme en un gran hombre como eres” y durante media hora estuvo hablando de sus deseos…
El Maestro lo escucha… y después de terminar dijo:
-“Hijo, el silencio agudizará tu oído y embellecerá tus palabras…
Muchas palabras gastan tu energía… cuando no dicen nada. ¿Serás mi discípulo?”
“¡Sí!”
“En el patio interior, cerca de la fuente, hay una gran piedra; por favor, tráiganmelo porque quiero hacer un altar con él”.
El peregrino miró hacia el patio y vio una roca muy grande.
“¿Estás bromeando? … ni siquiera diez personas pueden recogerlo … Pero yo…
El Maestro ya se había ido, arrastrando sus zapatillas sobre las losas de piedra.
El peregrino permaneció triste. Se sentó decepcionado en las escaleras del templo.
“Nunca podré ser discípulo de este gran hombre”, pensó.
Suspirando, con la cabeza inclinada, comenzaron a pensar en cómo podrían levantar la maravilla de la piedra tan grande como una montaña.
Sus ojos se posaron en una hormiga que había detenido su camino justo en frente de su pierna …
llevaba el doble de peso después de ella. Se había detenido frente al obstáculo y no sabía qué hacer.
La miró con curiosidad y vio que, después de un poco de vacilación, la hormiga junto con su peso se subió a su pierna y la cruzó por el costado continuando su camino.
“Ella podría haber pasado por alto mi pierna, pero no lo hizo … no volvió a salir del camino del obstáculo … lo superó audazmente … cuánta potencia para una hormiga”
piensa aturdido el peregrino… y profundizan aún más en la tristeza.
Pasaron los días y el peregrino se había acostumbrado a observar cómo actúa cada ser vivo frente al obstáculo -es decir, su pie- y ninguno tenía el coraje de la hormiga…
Y también notó que todos los pesos marcados por la hormiga superaban con creces el tamaño de su frágil cuerpo.
Un día, el maestro lo vio llorar. Ella se sentó a su lado y le preguntó suavemente:
“¿Pasó algo, querida?”
“Maestro, y la hormiga es más grande que yo. ¡¡Soy tan pequeño …!!”
“Me alegra escucharte decir eso. ¡¡Estás en el camino correcto!!
Antes de que pudiera decir algo más, el maestro ya estaba muy lejos.
El peregrino está pensando durante días y días cómo hacerle recoger la piedra… y al mismo tiempo pensaba en la hormiga, en su poder.
“Tendré éxito … Tendré éxito porque deseo con todo mi corazón ser discípulo del maestro”.
Y al mismo tiempo quiere ser… Hormiga… para tener su coraje y fuerza.
Un día fue frente a la piedra, la miró cuidadosamente durante unos segundos, respiró profundamente tres veces, se interiorizó por unos momentos …
separó los brazos lentamente, lentamente, como si volara y la abrazara, recogió la piedra y la colocó frente a la habitación del maestro.
Al ver todo esto, el maestro corrió con lujuria y le dijo:
“¿Aprendiste?”
“Sí, maestro, aprendí mucho observando:
- En primer lugar aprendí que el maestro puede ser cualquiera, incluso una hormiga, si eres capaz de entender la lección ofrecida.
- en segundo lugar, no tengas miedo de ningún obstáculo, acéptalo, “métete en él”, sé uno con él… siendo consciente de ello puedes pasarlo bien
- tercero, la fuerza de un ser no radica en la fuerza de sus músculos, sino en sí mismo; enfocándome en el Ser, volviéndome uno con Él, el peso de la petra ya no era un obstáculo para mí; Pude recogerlo a pesar de que era dos veces más pesado que yo… como la hormiga
- cuarto, no juzgar a nadie por su “tamaño”, sino por su acción… la hormiga es una vida tan pequeña pero muy fuerte
- y quinto, creer… creer en el Dios dentro de ti, y entonces tu poder será sin límites.
Pero todo esto no podría haberlo aprendido si no tuviera una motivación, un propósito de vida: ser como mi maestro…”
-“Si logras ser siempre como la hormiga, entonces entiendes uno de los secretos de la vida:
-no hay obstáculo que no superes mientras estés con alma pura y centrada en el Corazón.
La fuerza dentro de ti puede “mover montañas”, y tu fe será tu guía.
¡¡Bienvenidos entre mis discípulos!!“.