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<>“Tu perspectiva solo se aclarará cuando puedas mirar dentro de tu corazón. Quien mira a su alrededor, sueña; Quien mira dentro de sí mismo, despierta”.
Carl Gustav Jung
Las personas inspiradas en cualquier campo llegan a las mismas verdades fundamentales.
El fanatismo no tiene sentido; Si los frutos de un árbol son buenos, entonces el árbol, por esos frutos, es bueno.
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Carl Gustav Jung (1875-1961) es una de las figuras más importantes de la psicología transpersonal, así como uno de los sinólogos (sinología = ciencia que se ocupa del estudio de la historia, la lengua, la literatura y la cultura del pueblo chino) de este siglo (tanto en el ámbito de la mitología como en cuanto a la interpretación de los sueños) y un gran conocedor de corrientes esotéricas como el gnosticismo cristiano, Tantra, Taoísmo, I-Ching y Alquimia.
C.G. Jung comenzó sus estudios sobre la motivación humana a principios del siglo XX, creando la escuela de psicoanálisis también conocida como Escuela de Psicología Analítica. Fue contemporáneo del médico austriaco Sigmund Freud y al principio colaboró con él. Más tarde, sin embargo, comenzó a desarrollar sus propias teorías, incluida la exploración de los tipos de personalidad. Según Jung, hay dos tipos básicos de personalidad que se alternan de forma equilibrada, en individuos normales: extrovertido e introvertido. Jung también consideraba que el inconsciente está formado por el inconsciente personal (ideas y sentimientos reprimidos que se manifiestan a lo largo de la vida del individuo) y el inconsciente colectivo (aquellos sentimientos, ideas y recuerdos heredados y compartidos por toda la humanidad).
Carl Gustav Jung se alejó de su maestro y recurrió a la fuente de las viejas tradiciones esotéricas para saciar su sed. Jung afirmaba que a través de los sueños el Ser Humano puede conocer su Verdadera Personalidad, y también en los sueños existe la posibilidad de recibir mensajes del futuro. En su libro “Memorias, sueños, reflexiones” cuenta cómo una vez soñó con un viento ártico y helado, que desolaba las llanuras de Europa y las cubría de hierro; toda la región quedando deshabitada y sin vegetación. Esto sucedió en junio de 1914, solo dos meses antes del inicio de la Primera Guerra Mundial.
Carl Gustav Jung en su escritorio
Entre 1912 y 1919, después de su separación de Freud, Jung fue objeto —más pasivo que activo, al parecer— de una erupción casi incontrolable de imágenes provenientes de lo que él llamó el Inconsciente Colectivo. Eran, en opinión de su secretaria personal, Aniela Jaffe, “la materia prima que hizo posible la creación intelectual a la que dedicó el resto de su vida”.
Buscando antecedentes históricos de lo que estaba viviendo en ese momento y de las intuiciones “psicológicas” a las que llegó, Jung se adentró entre 1918 y 1926, en el aparentemente caótico mundo simbólico del gnosticismo cristiano. Más tarde encontraría su sustento histórico en la Alquimia, hasta el punto de convencerse de que su Psicología Analítica estaba directamente ligada a la alquimia y que su método “psicoterapéutico” y revitalizador de los símbolos, llamado “Imaginación Activa”, era una forma mejorada del método alquímico “Imaginatio vera et no phantastica”.
Carl Gustav Jung como El Alquimista
En 1928 entró en posesión de un volumen de alquimia china que le sirvió para asociar su búsqueda interior con la de los alquimistas. Este libro se llama “El Misterio del Florecimiento Dorado”, cuya tradición oral se remonta al siglo VIII de nuestra era.