El Dr. Wayne Dyer es un verdadero mago hoy. No mueve su varita mágica por el aire, en intrincadas volutas, para hacer que un objeto o persona aparezca o desaparezca. Más profundamente, utiliza el poder irresistible de las palabras, de la metáfora de la vida, para abrir nuestros “ojos del corazón”.
Nada nuevo puede ocurrir en la vida de uno sin la ocurrencia previa de un salto en la conciencia. A menudo se manifiesta espontáneamente, sin premeditación, y parece tomarnos desprevenidos. Este es, al menos, el sentimiento de la persona en cuestión, porque cualquier salto de conciencia nos saca de la “zona de confort”, de los estereotipos y la rutina diaria, de la tibia indulgencia de los hábitos cotidianos. En realidad, cada vez que “damos el salto” estamos perfectamente preparados para ello, de hecho, nuestro ser profundo, ¡las estructuras íntimas del alma estaban esperando esta mutación de conciencia!
¿Cómo? ¿Por qué? La respuesta es desconcertantemente simple: de una manera inesperada, imprevista, y – ¡sin ninguna razón! De hecho, la verdadera razón es la necesidad de la evolución del alma, que tiene métodos, formas y fines que en su mayoría evaden la comprensión racional.
Tal vez ahora estás buscando algo, o estás insatisfecho con al menos un aspecto de tu vida. O tal vez, por el contrario, estás en el “centro de tu zona de confort”, y no te crees al borde del acantilado, listo para dar un salto…
En ambos casos, necesitas ver la película del Dr. Wayne Dyer. Y nada será como antes…
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