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En su volumen “Mundo sin cáncer”, el autor estadounidense Edward Griffin describe la verdad sobre un descubrimiento más antiguo, cuidadosamente oculto al público en general, a saber, las propiedades curativas de la vitamina B17, también llamada laetril o amigdalitis, según EsoReiter.
Es un hecho comprobado que esta sustancia destruye rápidamente las células cancerosas. El autor proporciona más información sobre la curación de los pacientes con cáncer gracias a B17, así como las explicaciones científicas de sus acciones, y plantea la pregunta ‘¿Por qué la medicina convencional no recurre a ella a gran escala contra la enfermedad engañosa?’
Griffin argumenta que la vitamina B17 no se usa en la medicina convencional no por razones científicas, sino por la política de la élite mundial en el campo de la oncología. Miles de millones de dólares se gastan anualmente en investigación y tratamientos contra el cáncer, otros mil millones se gastan en la producción militar de productos químicos diseñados para combatir la enfermedad. Por lo tanto, ocultar la vitamina B17 es económico para una industria farmacéutica dominante en nuestro mundo.
La vitamina B17, que mata el cáncer, está especialmente contenida en los granos de albaricoque. Han sido declarados oficialmente medicina contra todos los tipos de cáncer hasta ahora 35 aNi. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Dr. Max Gerson trató con éxito a sus pacientes con este remedio y lo incluyó en su método para combatir el cáncer.
La amigdalina se encuentra en los granos de albaricoque, almendras, cerezas ácidas, melocotones, ciruelas y manzanas, así como en las semillas de manzanas, sorgo, mijo, linaza, lentejas, algunas variedades de frijoles y uvas. También en algunas plantas y muchos otros productos que el hombre moderno no utiliza actualmente en alimentos.
La forma de vida actual nos hace consumir productos de harina refinada, mucha azúcar, aceite de cocina y otros productos industriales y procesados, mientras que los alimentos orgánicos naturales han estado ausentes de nuestro menú durante mucho tiempo. Nuestros abuelos comían alimentos naturales sin refinar, y el cáncer en su día era una ocurrencia rara. Comían frutas secas, pan de harina cruda e incluso pan de mijo. Por lo tanto, tenían acceso, sin saberlo, a las vitaminas necesarias para una vida saludable, libre de enfermedades, incluida la amígdala (B17).
La vitamina B17 fue prohibida para el tratamiento del cáncer hace 35 años, a pesar de que muchos científicos afirmaron que si una persona consumía esta vitamina diariamente, no desarrollaría cáncer, afirma el autor de dicho volumen. Según él, los gigantes farmacéuticos, así como el Ministerio de Salud de los Estados Unidos, han ejercido una gran presión sobre la Dirección de Control de Calidad de Alimentos y Medicamentos, que ha declarado ilegal la comercialización de la vitamina B17, junto con la información adjunta sobre sus efectos terapéuticos contra el cáncer, así como la venta de categorías de fruta fresca y granos de albaricoque.
La táctica también incluía difundir rumores de que los granos de albaricoque y almendra contenían cianuro y que podría envenenar a quienes los comen. Pero la verdad es que nadie se ha envenenado a causa de esto hasta el día de hoy, incluso si han consumido en grandes cantidades granos de albaricoque o almendras, escribe Edward Griffin en su volumen.
Fuente : jurnalul.ro