El corazón posee una inteligencia propia

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El corazón posee una inteligencia propia

Siempre estamos en la mitad de la vida, siempre estamos sujetos al ritmo más rápido de los cambios que nos rodean.
Nos enfrentamos a cada vez más dificultades y desafíos, pero al mismo tiempo también tenemos soluciones a la altura.

La herramienta más útil es nuestro propio corazón. Pero, ¿qué es el corazón y cuáles son sus cualidades?

El corazón es el núcleo del Ser auténtico, el centro del discernimiento y de la claridad intuitiva.

Nos permite conectarnos profundamente con nuestro propio Ser y con otras personas.

Es el lugar donde nacen emociones como el amor, el aprecio, la compasión, la alegría, etc. y la fuente de la capacidad de superar obstáculos.

Es el lugar desde el cual podemos hacer cosas que normalmente no podemos lograr y el espacio donde se responden todas nuestras preguntas.

Estudios científicos recientes realizados en el Instituto de Investigación HeartMath en California han demostrado que el corazón es más que un músculo que bombea sangre por todo el cuerpo.
Tiene inteligencia propia y tiene la capacidad de transmitir información al cerebro.
Se ha descubierto que el corazón envía más impulsos al sistema nervioso de los que recibe.
Además, emite un campo electromagnético que influye en nuestro estado mental, emocional e incluso fisiológico.
Este campo de energía sutil también irradia a nuestro alrededor, a veces incluso a unos pocos metros de nosotros.

La investigación se realizó con la ayuda de cardiógrafos y electroencefalografías que revelaron un aspecto interesante.
Cuando el participante del estudio se centró en los sentimientos de aprecio, amor, satisfacción o gratitud, los pulsos cardíacos y las ondas cerebrales registraron una actividad constante.
Esta actividad es asociada por los investigadores con el estado de armonía fisiológica durante la meditación.
Esta condición se correlaciona con efectos beneficiosos sobre la salud mental, emocional y física.

A través de esta investigación, se ha observado que la práctica a largo plazo de emociones positivas (como la paciencia, la compasión, la gratitud, la generosidad, el amor, etc.) fortalece el sistema inmunológico.
Por lo tanto, el cuerpo se vuelve más fuerte e incluso inmune a enfermedades y virus.

Otro descubrimiento sorprendente es que el corazón tiene su propio sistema neuronal (unas 40.000 neuronas) dotado de memoria.

Hasta ahora, se pensaba que los procesos de aprendizaje y memoria eran funciones del sistema nervioso central. Sin embargo, observaciones científicas recientes ilustran que la inteligencia no está limitada por las funciones cerebrales.

Por ejemplo, en un estudio de 2002, investigadores de las universidades de Arizona y Hawái publicaron un artículo sobre los cambios de personalidad y gusto en personas que se habían sometido a un trasplante de corazón.
Los entrevistados (receptores) informaron que después del trasplante sus preferencias en cuanto a música, comida, ropa, pasatiempos, etc., cambiaron.
Además, algunos de ellos tenían nuevos recuerdos que no les pertenecían, imágenes y sensaciones que no habían experimentado antes de la cirugía.

Un caso interesante de este tipo fue el de un hombre de 36 años que, tras realizarse un trasplante de corazón, se convirtió en un amante de la música clásica, aunque antes resonaba con ritmos rockeros.
Otro de los galardonados, un hombre de 47 años, se dedicó a la gimnasia después de que su corazón fuera sustituido por el de una niña de 14 años.
Hay muchas historias como esta, que siguen sorprendiendo a los receptores, a sus familias y a los médicos involucrados.

Sin embargo, las observaciones científicas que se hacen sobre este fascinante órgano no deben dejar lugar a dudas.
El corazón tiene su propia inteligencia y memoria, un conocimiento intuitivo que implica la percepción y la comprensión a un nivel mucho más profundo de lo que se pensaba.

Estas facultades superiores del corazón inevitablemente plantean la pregunta: ¿Es el corazón el centro del ingenio, mientras que el cerebro es el centro de la cognición?

Howard Gardner (psicólogo estadounidense y doctor en neurociencia de la Universidad de Harvard) definió la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o producir bienes de valor en un contexto cultural o colectivo preciso”.

Gardner dice que no hay una sola inteligencia, sino varias, enumerando siete de ellas, con la advertencia de que la lista aún es provisional.

A la inteligencia verbal y lógico-matemática reconocida por el nivel de CI, añade:

  • inteligencia espacial (capacidad de orientarse rápidamente en el espacio y ver en tres dimensiones),
  • musical (audición y práctica rítmica),
  • cinestésica (inteligencia corporal),
  • interpersonal (capacidad de comprender a los demás y trabajar con ellos), y
  • intrapersonal (agudeza para formarse una representación exacta y fiel de uno mismo y utilizarla eficazmente en la vida).

CorazónAntes de que la investigación científica descubriera la complejidad de las funciones del corazón, había personas, ya conscientes de esta forma inteligente del corazón, que hablaban de ella de una forma u otra.

Osho fue uno de ellos, dijo:

“La verdadera inteligencia es la del corazón. No es intelectual, es emocional. No es como pensar, es como sentir. No es lógica, es amor.”

Otro descubrimiento fascinante realizado por los científicos del Instituto de Investigación HeartMath fue que:
Cuando se emite una intención precisa, acompañada de una emoción intensa, se producen cambios significativos en el ADN humano.

“Los resultados de los experimentos proporcionan evidencia concreta para apoyar la teoría de que la estructura del ADN puede ser alterada por la intención.
Los datos obtenidos revelan que cuando un individuo está centrado en el corazón, en un estado de paz y amor, la coherencia del corazón aumenta y también aumenta la capacidad de influir en la estructuración del ADN de acuerdo con la intención emitida.
extracto de un artículo publicado por el Heart Math Institute.

¿Cómo se puede energizar esta forma de inteligencia intuitiva a su máximo potencial?

Se puede acceder a ella y desarrollarla, especialmente cuando la mente y lo emocional están alineados.
Para alcanzar este estado de coherencia es necesario:

  • una práctica, al centrar la atención en las sensaciones y emociones que surgen en diferentes contextos,
  • y sobre todo practicando la meditación y aquietando la mente.

Practicar sentimientos de amor, compasión, gratitud, alegría o generosidad crea lo que se llama
un “estado de coherencia”.

Es decir, el funcionamiento regular del corazón y el cerebro. Este hecho se refleja en la coherencia del ritmo cardíaco y las ondas cerebrales y se puede observar con la ayuda del cardiógrafo y la electroencefalografía.

“Al crear un puente de comunicación entre la mente y el corazón, le das una fuerza tremenda a tus metas e intenciones.
Al sincronizar la energía del corazón con la función cerebral y aprender a acceder a la coherencia cuando se le ordena, puede hacer cosas imposibles que de otro modo no podría lograr.
El cerebro puede identificar qué cosas necesitan ser cambiadas, pero es el campo de energía emitido por el corazón el que hace que estos cambios se manifiesten”.

— Doc Childre y Howard Martin, Instituto de Investigación HeartMath

Leo Radutz (yogacharya),

fundador del sistema Abheda,

el iniciador de la Revolución Good OM

 

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