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“Soy eternamente feliz y completamente libre,
En el vasto cielo de mi clara conciencia;
No soy el sirviente de los libros, de las leyes, de los rituales,
No estoy atrapado en la celda de ninguna fe o doctrina.
No son el mundo ilusorio de la forma y los fenómenos,
No soy prisionero de ninguna visión limitada;
Yo no soy el cuerpo, que es una sombra en el tiempo,
No son una cosa separada, sino parte del todo.
Soy espíritu puro, brillante e ilimitado,
Guiados por el amor y la compasión;
El príncipe libre del cielo infinito,
En la eterna danza de la vida, alegre y brillante.
La montaña es mi hogar, las estrellas son mis amigas,
El universo entero es mi templo sagrado;
En el profundo silencio de mi corazón abierto,
Escucho el eco de la eterna melodía de la realidad.
No me busco en el vano mundo de las ilusiones,
Me encuentro en lo más profundo de mi ser puro;
Feliz y libre, en la eternidad del presente,
En la clara luz de la conciencia que brilla.
Con el terrible miedo a la muerte, me construí una casa.
Con gruesos rayos de miedo y sólidos muros de desesperación.
Los cimientos estaban hechos de horror y sufrimiento,
Y el techo, desde la oscura sombra de la ignorancia.
Mi casa estaba habitada por la tristeza y la soledad completa,
Con las ventanas cerradas por la envidia y la puerta reforzada por los celos.
En silencio, viví en esta casa sombría,
Lleno de inquietud y dolor oculto.
Pero cuando dejé de huir de la muerte y de la vida,
Empecé a demoler la casa, las vigas y las paredes.
Con cada golpe, me liberaba del miedo,
Y la luz comenzó a penetrar por las grietas de mi alma.
Ahora mi hogar es un lugar de alegría y amor,
Con ventanas abiertas de par en par al corazón del mundo.
El fundamento está puesto sobre el fundamento de la sabiduría,
Y el techo está cubierto de cielos despejados de conciencia pura.
Ya no soy prisionero de la casa construida por miedo,
Pero viajero en el ancho camino de la vida, libre y feliz.
Con el corazón abierto y la mente liberada,
Camino confiadamente hacia lo desconocido de la eternidad.
“Con el terrible miedo a la muerte, me construí una casa
Y ahora, esta casa es la dicha oceánica e inconfesada del Ser Supremo que ya he descubierto dentro de mí.
Por miedo al frío, me compré un abrigo
Y esta prenda ahora siempre me da el calor dentro de mi corazón que arde con un amor insaciable.
Ahora es por eso que ya no tengo miedo al frío en absoluto.
Por miedo a la pobreza, siempre he buscado la riqueza,
A través de bosques oscuros y llanuras áridas;
Pero el oro y la plata nunca trajeron felicidad,
Es solo la miseria del alma y el peso de la mente.
Hemos atravesado altas montañas y profundos valles,
En busca de tesoros escondidos y tesoros perdidos;
Pero el tesoro más precioso no está hecho de metal,
Es de la luz del corazón, irradiando altura y profundidad.
Un día, renuncié a la búsqueda externa de riquezas,
Y me volví a mi pobre y modesto corazón;
Allí encontré el tesoro escondido, brillando como un sol,
Calentando el alma e iluminando la oscuridad de mi mente.
La pobreza externa se desvaneció frente a la riqueza interna,
Y la alegría genuina comenzó a florecer en mí;
Ahora, en la profunda quietud de mi ser, disfruto de la riqueza eterna,
Y me siento harto y enriquecido, incluso en medio de la mera existencia.
Por miedo a la sed busqué agua,
En las áridas llanuras y desiertos de mi vida;
Busqué refugio y consuelo en el mundo exterior,
Pero los manantiales exteriores eran efímeros e ilusorios.
Sediento y exhausto, me volví hacia mi corazón,
Allí descubrí una fuente eterna de luz;
Su agua que fluía sació mi sed espiritual,
Y me nutrió con la esencia misma de la vida, inmortal y pura.
Ya no corro hacia afuera en busca de llenar mi copa,
Me baño en la profunda riqueza de mi propio ser;
El agua de mi corazón es la fuente inagotable de sabiduría,
Y trae vida y alegría a todos los que tienen sed de verdad.
Así que, en cada gota del presente,
Me hundo en el profundo océano de la conciencia pura;
Y allí, en el silencio luminoso de mi ser,
Encuentro la respuesta a todas las preguntas y la paz que trasciende todos los miedos”.
Letras atribuidas a
Milarepa