Lema:
“Las buenas palabras pueden ser cortas y fáciles de pronunciar, pero sus ecos son infinitos”.
Madre Teresa
<>Hoy te presentaremos una historia proveniente de la India. Es una historia significativa, y la carga emocional que definitivamente merece nuestra atención.
Había una vez un niño que tenía problemas para controlar su ira. Un día, su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que estuviera nervioso, golpearía un clavo en la cerca detrás de su casa.
El primer día el niño golpeó 37 clavos en la valla.
Durante las siguientes semanas, a medida que aprendió a controlar su ira, el número de clavos golpeados diariamente en la cerca comenzó a disminuir. El niño se dio cuenta de que era más fácil controlar su ira que golpear esos clavos en la cerca detrás de la casa.
Finalmente llegó el día en que el niño realmente aprendió a controlar sus emociones y no perdió los estribos en absoluto.
Cuando se lo dijo a su padre, sugirió que ahora el niño sacara un clavo de la cerca por cada día que pasara, cuando el niño no pierda los estribos en absoluto. Pasaron los días y el niño finalmente pudo decirle al padre que todas las uñas habían sido removidas.
El padre tomó a su hijo de la mano, fueron juntos a la cerca y el padre le dijo al hijo:
“Hiciste un gran trabajo, hijo mío.
Ahora mira todos estos agujeros en la cerca. Esta valla nunca volverá a ser la misma, nunca como antes. Cuando dices cosas pesadas a la ira, dejan cicatrices profundas como estos agujeros.
Cuando le pones un cuchillo a un hombre, puedes sacarlo … pero no importa cuántas veces digas ‘lo siento’, la herida siempre permanecerá allí”.
Esta experiencia a la que el padre le contó a su hijo durante todos esos días, le importó a nuestro joven más que mil palabras.
Siempre dando amorosamente una palabra, un consejo o simplemente un gesto, puedes transformar un mundo narrado en un pequeño paraíso.
Solo cuando nosotros mismos nos damos cuenta de que tenemos que cambiar algo en nosotros mismos, entonces ocurren los grandes cambios reales en nuestras vidas. Estos cambios se convierten en hábitos, y los hábitos en carácter.
Fuente: Internet